Ay dios mío! ¿Qué ha pasado aqui?
Recuerdo aquellos tiempos donde sentía la inmensa necesidad de plasmar cada pensamiento en esta cyber hojas a diario.
Un par de años encima, una par de arrugas más en mi cara..."Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno" diría Gardel.
Hoy volví, no a quejarme creo que ya no quiero que sea el espiritu, bah...no sé más adelante pero ciertamente, hoy no.
Ese sabor dulzón que me trae leer viejos posts y volver a sentirme tan a gusto frente a esta pantalla en blanco que, poco a poco y sin pensar, se va llenando de una letra tras otra.
Capaz ya nadie lee blogs, capaz los que solía leer tiempo atrás se encuentren llenos de telas de arañas, olvidados en la nebulosa de la new wave de nuevas tradiciones pero aquí estoy yo. Porque de cuando en cuando esta bueno volver, esta bueno reactivar y mal que mal, este espacio es como un hijo que fue creciendo año tras año, años más, años un poquito menos.
Pero aquí volví y agradecida que aún este aqui.
My Torbellino
:: Eterna rubiandad de una mente sin reflejos :::
martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 27 de mayo de 2013
- Nada -
- ¿Y qué podes hacer?
- Nada, más que llorar de bronca, de impotencia.
-¿Acaso cambia algo?
-Nada, ya que su insensatez no le permite ver más allá de
la punta de su nariz
- Entonces ¿De qué sirve?
- Para nada, más que desahogar la congoja me produce el
eco de su voz.
- ¿Y qué esperas?
- Nada, solo un milagro.
- ¿Para qué volviste?
- Es que nunca me fui.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Por miedo a desaparecer.
- ¿Desaparecer de dónde?
- De sus sueños.
lunes, 18 de marzo de 2013
- Vacilación -
Incertidumbre:
Lo contrario de la certidumbre o certeza.
La duda o la indecisión.
El azar, la contingencia, la expectativa, la ausencia de necesidad entendida como determinación.
Lo contrario de la certidumbre o certeza.
La duda o la indecisión.
El azar, la contingencia, la expectativa, la ausencia de necesidad entendida como determinación.
Lo desconocido genera inseguridad, miedo, ansiedad y estrés.
La incertidumbre es la falta de certeza sobre algo que vaya a ocurrir, o no conocer cómo se va a comportar alguien.
El "no saber qué va a pasar" causa parálisis "hasta ver qué acontece".
Esto a su vez crea mayor incertidumbre a nivel general. Los procesos de cambio generan situaciones de expectativas negativas que producen aun mayores dudas, porque se espera que "ocurran cosas" que se presumen o perciben como altamente peligrosas, las cuales ocasionan cuadros de extrema zozobra, intranquilidad y desasosiego.
La incertidumbre es la falta de certeza sobre algo que vaya a ocurrir, o no conocer cómo se va a comportar alguien.
El "no saber qué va a pasar" causa parálisis "hasta ver qué acontece".
Esto a su vez crea mayor incertidumbre a nivel general. Los procesos de cambio generan situaciones de expectativas negativas que producen aun mayores dudas, porque se espera que "ocurran cosas" que se presumen o perciben como altamente peligrosas, las cuales ocasionan cuadros de extrema zozobra, intranquilidad y desasosiego.
Para enfrentar este problema, lo primero que debemos hacer es que darnos cuenta que la incertidumbre en principio es saludable como mecanismo para mantenernos alerta para tomar decisiones adecuadas. Si estamos mal o necesitamos algo, lo peor que se puede hacer es no hacer nada porque las cosas seguirán igual. La incertidumbre nos ayuda a pensar alternativas y esto siempre será positivo.
Ahora bien, no debemos permitirnos que la incertidumbre en lugar de auxiliarnos nos perjudique, inmovilizándonos.
Debemos determinar que nos desencadena la incertidumbre: ¿Es por alguna razón personal ? Si es esta la cuestión, debemos tratar de resolver el problema o buscar ayuda e ir creando "escenarios" de lo que pueda sobrevenir preparándose mentalmente para cada uno.
¿Qué haría si se da este o tal escenario? De esta forma sabremos cómo vamos a actuar en cada caso y se nos disminuirá la incertidumbre, el miedo, la ansiedad y el estrés.
Debemos determinar que nos desencadena la incertidumbre: ¿Es por alguna razón personal ? Si es esta la cuestión, debemos tratar de resolver el problema o buscar ayuda e ir creando "escenarios" de lo que pueda sobrevenir preparándose mentalmente para cada uno.
¿Qué haría si se da este o tal escenario? De esta forma sabremos cómo vamos a actuar en cada caso y se nos disminuirá la incertidumbre, el miedo, la ansiedad y el estrés.
Siempre será conveniente prepararnos para el peor escenario aunque ocurra el mejor. Ayuda mucho hablar con amigos, seres queridos, o personas que compartan nuestros mismos problemas y preguntarles cómo ellos resuelven o resolvieron sus momentos de incertidumbre. Esto nos dará marcos de referencia o nos pueden sugerir nuevas opciones.
Básicamente, la incertidumbre es una mierda!
lunes, 11 de marzo de 2013
- 10 confesiones al pedo -
Volví hoy al trabajo después de una semana de playa, spa y
morseamiento y, claramente, todavía no entiendo que carajo estoy haciendo acá y
tampoco tengo ganas de laburar.
Entonces, me puse a hacer lo que mejor hago: BOLUDEAR y en
un blog amigo, encontré un post de 10 confesiones al pedo y ya, me copé:
- Leo las publicaciones del rubro 59 solo para encontrarme con joyas como “Sandy la enana libidinosa” y cagarme de risa sola.
- Sin anteojos, saludo postes de luz a la noche. Si, no veo una mierda de noche y sin lentes.
- Cuando joven, solía emborracharme y hacerle tributos a Cristian Castro en los canto bar. Gracias a Dios, esa etapa ya se me paso.
- Maté a la iguana de mi primo. Me olvide de apagarle el foquito que debía mantener prendido SOLO 1 hora por día para que tenga calorcito. Lo lamento primo, cocine a tu Iguana y le eche la culpa a mi madre.
- Solía robarle la plata del “Ratón Perez” a mi hermana cuando aún ella dormía. ¿Ven por qué digo que me gané un lugar de privilegio en el infierno, a la derecha de Belcebú?
- Soy adicta a las huevadas de Todo Moda. Las vendedoras deberían agradecerme cada vez que entro. Le pago el sueldo, al menos, a 2.
- Me caigo con frecuencia y cada vez, con menos gracia y por chueca.
- No me banco la cara de tránsito lento de Kiera Knghtley. Puede ser genial la película pero, 20 minutos de verle la cara y ya me dan ganas de romper todo.
- Soy sumamente hincha pelotas para ser acompañante de cine. Gracias Rodriguez, me limaste para toda la cosecha con tu cátedra de continuidad.
- Imito al león de la Metro- Goldwyn Mayer antes de enjuagarme la pasta de dientes.
sábado, 23 de febrero de 2013
- Meine Hertz -
Ya no
queda nada de ayer,
porque el viento se lo llevó,
Ya no queda una piedra en pie,
porque el viento lo derribó.
porque el viento se lo llevó,
Ya no queda una piedra en pie,
porque el viento lo derribó.
“Dulce
introducción al caos – Extremoduro”
Y una vez más, deseando que el corazón entrara en razones.
¿Cuándo será el día que, por una vez, la razón reine por sobre los
sentimientos?
Cuando y cuanto más racionales precisamos ser, más
difícil se nos hace.
¿Por qué es tan difícil tomar la decisión de cortar por
lo sano, por hace lo que nos hace bien y no dejar que lo que nos hace sufrir
nos perturbe?
Es muy pero muy difícil dejar ir a alguien con el que,
por una vez en mucho tiempo, sentimos que estaba bien proyectar a futuro.
Me pasó de haber creído encontrar a ese
alguien, el cual sentía que me iba a tomar de la mano cuando de vieja me costara bajar los escalones o
cruzar la calle, o el que iba a llorar de felicidad al momento de ver, por
primera vez, al fruto de mi vientre.
Con el que me iría a dormir todas las noches, para
despertarme y ver la mismísima felicidad personificada al verlo despertarse a
mi lado.
¡Qué fácil es
proyectar cosas cuando uno ama a alguien y qué difícil es borrar (o necesitar
borrar de manera abrupta) todo aquel castillo de cristal!
No soy de las personas a las cuales le es fácil encariñarse
con la gente, mil veces lo dije y vuelvo a repetirlo, NO ME ES FÁCIL QUERER A
NADIE pero, con él eso no me pasó.
Ya en las primeras charlas, cuando aún éramos nada, me di
cuenta que había una razón para haberme cruzado con él y que no fue mero
capricho del destino. Él estaba para quedarse aunque, en ese momento, aún no
supiera en función de que.
La segunda vez que salimos lo supe, algo me decía que
quería estar con él.
Por un problema mecánico, tuvimos que sentarnos a charlar
en su departamento y en un momento, estábamos hablando de la altura de un amigo
mío (yo le dije que me llegaba al ombligo) me hizo parar en frente suyo, a
escasos centímetros y lo sentí.
Sentí como mi (tonto) corazón latía fuerte, sentía
mariposas en el estómago y lo único en lo que podía pensar es “Besame, por
favor. BESAME” pero no paso.
Desde el principio de esta NO-HISTORIA supe que iba a
haber un antes y un después de él.
Me costó nada confiar ciegamente y
contarle mi secreto mejor guardado.
Por primera vez en mi vida no pretendí. No quería
venderle una mujer que no era y me aceptó.
Con mi carácter especial, mis cambios de humor, mi poco
gusto en la ropa, el hecho de que puteo como marinero y eructo como
camionero. Me aceptó, tal y como era,
con mis defectos y mis escasas virtudes.
Mucho tiempo transcurrió desde esas mariposas hasta el
día de hoy. Muchas risas, muchos llantos. Millones de mensajes de texto, horas
de charlas y sin dormir y jamás me importo. Besos, noches enteras tirados
hablando o simplemente en silencio, haciéndonos compañía.
Muchas cosas en el medio y un amor que se gestó en mí.
Empecé a amarlo, casi sin darme cuenta (o no queriendo
hacerlo). Me vi pensando en el en cada segundo de mi día. Me encontré soñando
con él y, en los días de lluvia, deseando que estuviera al lado mío, cuidándome
de los truenos (odio los truenos, me dan miedo), creciendo juntos, viviendo
juntos.
Hace una semana, el día de hoy, le escribo para que nos
veamos. Había, por fin, juntado las fuerzas necesarias para tomarlo de la cara
y decirle, mirándolo a los ojos “Te amo. Sos lo que siempre busqué. Te
quiero a mi lado”.
Lo que no sabía era que me iba a atragantar.
El fantasma de su primer amor iba a volver a darle
esperanzas. Esas esperanzas que el nunca perdió por sentir un vínculo más
fuerte que el concreto y ahí perecí yo.
Todo lo que había hilvanado en mi mente, las expectativas
que había puesto se desvanecieron al hablar con él.
“Sos una mina que vale oro”, “Me siento emocional y
mentalmente arraigado a ella”, “tengo miedo de estar perdiéndome a alguien
genial” “NO QUIERO PERDERTE NI QUE TE VAYAS DE MI VIDA”
¿Qué hacer ante eso? Se sentían como puñaladas, una atrás
de la otra. Le fui franca… No sabía que iba a pasar. Yo lo amaba, de hecho, lo
AMO todavía. Nunca lo vi como un amigo ni él a mí.
Un “Te amo” atragantado, mi vida desmoronándome ante mis
ojos. Yo la mujer perfecta y aún así, no siéndolo del todo porque soy yo y no
otra.
Me duele el alma. No puedo ni quiero dormir porque, cada
vez que cierro los ojos, lo veo a él. Con esa sonrisa divina, sus ojos color
café y su profunda voz diciéndome “Te quiero”.
Nunca pensé que iba a llorar tanto, jamás lo hice tampoco
porque siempre fui desarraigada hasta que apareció.
Ahora siento que lo molesto, con mis mensajes, mis
preguntas y todas esas cosas que no pude decirle y me duele. Me desespero
porque siento que con cada segundo que pasa lo pierdo un poco más.
Pero ¿Cómo voy a perder algo que jamás tuve?
Quisiera tener las fuerzas para decirle que me hace mal
verlo, que me hace mal sentir que lo necesito. Quisiera poder decirle “No va
más” pero no es así, no es lo que siento.
Como dije antes, siempre supe que él iba (y es) especial
para mí. No puedo arrancarlo de mi vida y Dios sabe que trato. Trato de cubrir
todo pero me conoce.
A la única persona que me gustaría poder mentirle sobre
como estoy es la única persona que se da cuenta con tan solo mirarme a los
ojos.
Me siento morir lento. No quiero hacer nada. Siento que
de repente, desapareció mi razón de vivir.
Pero sigo estando para él, y creo que siempre voy a
estar, por más de que haya dicho que no podría.
Si estás leyendo, Meine Liebe, prométeme ser feliz.
domingo, 17 de febrero de 2013
- El duelo -
Es verdad que no estoy pasando mi mejor momento en cuanto
a materia emocional respecta y eso, muchas veces, me lleva a sumirme en una
profunda recapitulación de hechos y no hechos que, a su vez, me llevan a
pensar.
¿Por qué será que el dolor que más nos cuesta sobrellevar
es el de una pérdida?
Hay millares de libros sobre este tema, sobre todo de
auto ayuda, pero ninguno de ellos explica (o por lo menos por los que leí yo)
porque es necesario el dolor tras una pérdida.
¿Será que el “hueco” que deja una persona JAMÁS podrá ser
llenado por otra? ¿Es necesario sufrir para poder levantarse de nuevo?
Incluso, me he encontrado con libros que hablan sobre el
duelo y sus etapas, las cuales encuentro fascinante pero, no concuerdo con la
idea de que se pasa de a una por vez, sino que pasamos por todos juntos, unos
con más pronunciación que otros.
Estas etapas son:
1. Negación.
“No me puede estar pasando
esto a mi”.
De hecho si, puede pasarte,
cualquier cosa puede pasarte. Muy dentro de nuestro ser sabemos que somos
propensos a caer en cosas ni bien nos proponemos adentrarnos.
Por ejemplo, es completamente
al pedo tratar de pelear por alguien que tiene el corazón ocupado por alguien
más pero, sin embargo, lo hacemos. Entonces ¿Para qué preguntarnos “¿Por qué me
está pasando esto a mi?” si a sabiendas de los hechos, nos inmiscuimos igual?
Tomando ese ejemplo en
particular: ¿Será que somos masoquistas o simplemente nos creemos mejores que
el otro?
La negación me dura poco, por lo menos a mí, al toque me
doy cuenta que me metí en algo turbio por mera curiosidad.
2. Ira.
¿Por qué a mí, la puta madre?
Porque SI, porque nos metimos
en terreno escabroso y porque el que juega con fuego es propenso a quemarse.
La ira es provocada por la
falta de cautela, si bien somos seres racionales, nuestro sentido común es el
menos común de los sentidos, ergo, no lo usamos a conciencia.
Me enojo, mucho me enojo, pero conmigo misma, gracias a
Dios nunca le eche la culpa a otra persona, todo lo que me pasa es culpa mía y
solo mía.
No puedo controlar a las personas, ni cómo piensan,
actúan o sienten. Una vez afianzado ese concepto, la ira se dirige solo hacia
mí.
3. Negociación.
“Por favor, quereme de nuevo.
Prometo cambiar esta vez”
ERRADO. Lamentablemente, los
seres humanos son incapaces de cambios emocionales o actitudinales. Podemos,
si, “bajar un cambio” pero nuestra naturaleza vino arraigada a nuestro ser. Si
cambiamos, no seríamos nosotros mismos ni una versión mejorada de nosotros, nos
convertiríamos en otra persona que usa nuestro cuerpo cual si fuera un traje.
No sirvo para negociar. Nunca pude. Yo lloro de dolor y
sufro mis penas como si fueran las únicas y mas angustiosas del mundo. ¿Cómo
negociar el cariño de alguien si no es mío? ¿Acaso una persona te va a amar
solo por el hecho de que vos se lo pidas? PUES NO.
El cariño como la confianza se ganan con acciones, no
palabras.
4. Depresión.
¿Qué sentido tiene? ¿Para qué
seguir?
Durante esta etapa es donde el
individuo empieza a entender la “seguridad” de lo que está ocurriendo. Algo
esta pasando AHORA y es un HECHO.
Esta etapa es la que hace que
te desconectes de todo sentimiento. No hay palabra de aliento que te levante el
ánimo o aliviane la congoja.
Y ahí estoy yo. Cuando caigo. Lloro hasta que no puedo
respirar, me duele la cabeza y siento como mi corazón va subiendo por mi
garganta y siento cesar su latido.
Nada de lo que digan puede sacarme la angustia del pecho.
Nadie puede sacarme el nudo en el estómago u obligarme a comer o hacer
desaparecer el dolor del cuerpo. Mi etapa es la depresión.
Me deprimo por ser tonta, una vez más, porque me siento
chiquitita, ínfima, sin valor alguno.
Me hundo hasta lo mas profundo y, una vez que llego,
intento trepar nuevamente a la superficie.
Esta es mi etapa.
5. Aceptación.
“Esto es lo que tenía que
pasar, no hay solución y no hay porque luchar contra la realidad. Hay que
aceptarla para enfrentarla”
Es esta etapa donde miramos
hacia arriba y vemos que entra luz por el agujero profundo donde estamos.
Aún no veo mi luz, es muy reciente y el dolor sigue a flor
de piel.
Es difícil acepta que la persona que te mantenía en pie
ya no está. Aquella que te hacía sonreír con solo una mirada o te provocaba
mariposas en el estómago con un simple y, casi imperceptible, “Te quiero” al oído.
¿Cómo hacer para que el dolor se vaya siendo que vemos a
esa persona a diario? ¿Cómo hacer para aceptar que todo cambió, de manera
abrupta, para peor?
¿Cómo hacer para que el sentimiento de insignificancia
desaparezca? ¿Cómo hacer para dejar de esperar un abrazo que no va a venir, un
beso que se va a morir antes de nacer, un te quiero que ya no se siente?
viernes, 15 de febrero de 2013
- ¿Quién dijo que todo esta perdido? -
“yo vengo a ofrecer mi corazón,
como un documento inalterable
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo, y me darás algo,
algo que me alivie un poco más”.
En un mundo que esta plagado de fariseos, aún hay gente
que decide optar por la sinceridad en vez de esconderse tras una máscara
hipócrita.
Gente que siente con fervor y que, ante todo, ofrece su corazón.
Porque como dice la canción:
No será tan fácil, ya sé qué pasa,
no será tan simple como pensaba,
como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada del amor.
No es fácil querer
a alguien y mucho menos, saber irse a tiempo, antes de que el cuchillo entre en
el pecho y no solo te arranque el alma, sino que también se lleve nuestro corazón.
No sé porque, pero hoy me levanté cantando la canción de
Mercedes Sosa “Vengo a ofrecer mi corazón”, es como que mi subconsciente me
dijo: “No tenés porque sentirte mal, Perica. Tu corazón no se equivoca”. Y lo
necesitaba, hacía tiempo que le estaba dando vuelta a esa idea.
Soy de las que cree que si las cosas se hacen con el
corazón, no están mal, no vienen desde un lugar choto y no hay necesidad de
justificar actos (siempre y cuando no sean vandálicos) sabiendo que lo que uno
hizo fue, con buenas intenciones.
Es el mismo corazón, también, quien nos da los primeros
indicios de que alguien no es para nosotros, pero como somos seres racionales
(en su gran mayoría) tendemos a ignorarlo cuando más atención deberíamos de
darle, porque él sabe. Él sabe que va a terminar herido, él lo sabe mas
temprano de lo que nosotros podríamos imaginar. Y sin embargo, seguimos ofreciéndolo
una y otra y otra vez… porque sana. Tarda, pero lo hace. El dolor es temporal y
siempre hay que quedarse con lo siguiente:
No importa si le ofreciste tu corazón a gente buena, a
gente mala, gente que se quedó con un pedazo de él o se tatuó en él, gente que
lo rompió, gente que ayudó a emparcharlo, etc. Lo importante es aprender de
cada una de estas experiencias, porque ellas te enseñarán para que en un
futuro, lo escuches en vez de hacer oídos sordos.
Yo hoy, elijo guardarlo por un rato, hay que emparchar y
dejarlo sanar y…¿Quién sabe? Quizás la próxima persona a quien se lo ofrezca
decida cuidarlo tanto o más que yo.
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