- ¿Y qué podes hacer?
- Nada, más que llorar de bronca, de impotencia.
-¿Acaso cambia algo?
-Nada, ya que su insensatez no le permite ver más allá de
la punta de su nariz
- Entonces ¿De qué sirve?
- Para nada, más que desahogar la congoja me produce el
eco de su voz.
- ¿Y qué esperas?
- Nada, solo un milagro.
- ¿Para qué volviste?
- Es que nunca me fui.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Por miedo a desaparecer.
- ¿Desaparecer de dónde?
- De sus sueños.