domingo, 22 de julio de 2012

- Chantaje -


A contra mano de mucha gente que conozco, a mí los Domingos,  no me provocan un sabor amargo. A sabiendas que es la ante sala de la semana laboral, los domingos a la noche es cuando encuentro inspiración.
Me acuesto en mi cama y empiezo a pensar.
A veces en nimiedades y otras, en su gran mayoría, aprovecho la soledad y el silencio que reina en mi ajetreada casa, para poner mis “asuntos en orden”.

Hoy, sin querer queriendo, me puse a pensar en aquellas personas que nos usan. Si, así sin más, me puse a pensar en la cantidad de cosas que han logrado que YO haga gracias a lo que se me ha dado por denominar, chantaje emocional.

Debo reconocer que soy una persona bastante reacia a las interacciones interpersonales. Primeramente, porque me es bastante fácil encariñarme con cierta clase de persona que, claramente, son las que se me acercan.
Es por eso que, a primera vista, parezco una persona poco sociable, con pocas pulgas. Me han llegado a tildar de yegua y mala onda por actitudes que tengo al momento de la primera impresión.
Pasa que, una vez que me empezas a conocer, te das cuenta que tenés que tirar por la borda las suposiciones hechas en una primera instancia.

Teniendo esto en cuenta, cabe aclarar que una vez que el cariño crece y por las buenas, me podés sacar hasta la ropa que llevo puesta. Entonces pienso...¿Cuántas veces dejé de hacer cosas “por mi” por prestar una oreja a una persona que, así sin más, cuando ya no me precisó me descartó? ¿Cuántas veces hice cosas por otras personas, por el solo hecho de que haya un cariño, el cual muchas veces, termina siendo unilateral?

Me di cuenta que soy bastante pelotuda. Me di cuenta que vivo mucho en mi cabeza y que, muchas veces, me hago una película en mi mente que dista kilométricamente de la realidad.
Caí.
Lamentablemente tengo que cambiar mi forma de ver a mucha gente. No todo el mundo es tan sincero como uno pretende ser y que, muchas de estas personas, son movidas pura y exclusivamente por la “Necesidad” de llegar a un fin determinado y nosotros, simples mortales, somos tan solo un medio para llegar al mismo.

Soy de las que cree que toda persona que es puesta en nuestro camino, por H o B, están para “enseñarnos” algo o “mostrarnos” algo que teníamos frente a nuestras narices pero no veíamos.

Creo que últimamente, y hablo de un par de años para atrás al día de la fecha, un puñado de gente que se me puso en el camino solo vino para demostrarme lo equivocada que estoy en eso de “toda la gente tiene un costado bueno”. Me alcanzan los dedos de la mano para contar las personas que se me han cruzado y hoy forman parte de mi vida en una forma positiva.

¿Cómo escapar a este chantaje? ¿Habrá alguna aplicación para el celular, tipo scanner, que sirva para dilucidar si una persona es buena o mala leche disfrazada?

Lo único que se me ocurre, en este momento, es hacerme erizo. Encostrarme, con los pinches hacia el exterior y no permitir que nadie más se me acerque.
La personas que están en mi vida para bien, espero ahí se queden y, con esta reflexión, anhelo poder repeler todas aquellas que se acercan/ron a mi solo por ser un “medio”.

No está bueno darse cuenta de estas cosas. No está “copado” darte cuenta que las palabras mágicas para que una doblegue su voluntad son “Te quiero”, “Te necesito”, etc.







Y la vida se acuesta a mi lado  
Y con ella me empiezo a reír 
 Y ahora sueño que voy caminando por todas las cosas que faltan vivir, y sentir 
 Yo y mi jardín. 
 Que barato decir que es extraño 
 No tocarte y sentirte hoy aquí 
 Menos mal que ya entiendo mi tiempo 
 Y lo espero sin mucho pedir

2 comentarios:

  1. No, no está bueno darse cuenta de esas cosas...pero pasa.
    Yo siempre pienso que la gente viene cronometrada a durar una cierta cantidad de tiempo. Algunos más, otros menos...y en ese período sirven de algo. Sea para hacernos feliz por un tiempo, sea para enseñarnos algo de nosotros, o de los demás...pero la mayoría vienen con un reloj. Me pasa también que cuento con una mano aquellos que vinieron para quedarse y que vale la pena que se hayan quedado.
    La gente se esfuma como arena entre los dedos, a veces. Pero bueno, las cosas pasan por algo, no?

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  2. Si te sobran algunas púas, pasámelas.

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