Cada segundo que pasa va desdibujando tu cara.
Tu pelo,
tu frente,
tus cejas.
Tus ojos,
Ellos ya no me miran con el mismo fulgor que ayer.
Tus manos,
Ya no me acarician con el mismo frenesí.
Tu boca, ¡Ay tu boca!
Me agobia pensar que ya no recuerdo a que sabe.
Ya no añoro tu voz susurrándome al oído.
Ya no añoro tu voz susurrándome al oído.
Y en un parpadeo, ya no estas.
Te dejo ir con con el amargo sabor de la zozobra en mi cuerpo.
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