Olvido

Nunca conocieron sus nombres, mas sintieron el sabor de sus labios.
Compartieron sus sueños, sus risas, el calor de sus pieles.
- Eres como un pedazo de cielo.
- Eres el sueño que nunca creí perder.
- No quiero irme solo a casa.

En el anonimato de las noches en vela, sosteniéndose de un hilo ínfimo de razón.
Razón, no raciocinio.
Razón de ser,
razón de estar,
razón de perecer.

Obnubilados por la luz ambarada del despertar solar.
Abrazando los últimos halos de oscuridad, dormitando en la eternidad del último instante.

No le pertenecen a nadie, son dos sombras vagando por la ciudad bajo un velo incógnito.
Nadie puede reconocerlos, salvo el uno al otro.
Y aún así, no saben quienes son.
- La cicatrices son souvenirs que jamás perderás.
- ¿No te pone triste saber que la vida es más que nosotros dos?

Cierra sus ojos, ella ya no esta.
Ausente de la faz de su mundo.
Aún sale por las noches, buscándola en la oscuridad. Intentando comprender sus últimas palabras.
Segundos, minutos, horas, días, años, lustro.

Aún recuerda su risa.
Tiene su perfume tatuado en la piel.

Se ha ido, no volverá.

Dormido en un anhelo cree verla.
La siente, la toca, la besa.
- Pienso en ti todo el tiempo.
- No necesito lo mismo.
- Es solitario este lugar, vuelve. Prometo no develar tu nombre.

Enardecido despierta.
Restriega sus ojos, mira a su alrededor.
Las primeras luces del alba iluminan su torso.
Otro sueño. Nada es real.
Se tumba nuevamente. Se sorprende.
En el techo de su cuarto lee las palabras escritas en rojo carmín:

La cicatrices son souvenirs que jamás perderás. Es solitario este lugar, vuelve.

Por fin comprendió.
Nunca fue abandonado.
Sino que el fue el que decidió partir.