Que no son capaces de pasar por una transmutación ni cambiar de destinatario.
También acordamos, que no siempre son objeto de inicio de algo, sino más bien el broche del fin.
Ahora, yo me pregunto.... ¿Hasta que punto lo antes dicho es real?
Supongamos que al fin de cuentas, seamos capaces de trocar el destinatario del beso que hemos guardado para esa persona y que jamas logro desprenderse de nuestra boca.
¿La energía es la misma?
Si bien los sentimientos más puros pueden ser demostrados mediante un beso, ya sea en la boca, en la frente, en la mejilla, o algún lugar más travieso, me da la impresión de que carecen de la misma energía.Por más énfasis y empeño que pongamos, los besos al igual que las cartas, tienen un destinatario pre asignado, que no se puede cambiar.
Podemos borrarlo, pero al darlo, cerrar nuestros ojos y entregarnos al desenfreno que acompaña al beso en sí, nos vemos pensando o imaginando al destinatario que quisimos hacer desaparecer y no pudimos.
Lo que me lleva a pensar.... ¿Somos capaces de no atemorizarnos frente a estos besos fantasmas que nos persiguen?
¿Seremos capaces de enviar a estos besos espíritu al cielo de los besos y no verlos (ni sentirlos) nunca más?
Debo reconocer que los fantasmas, más que temor, me generan desconfianza.
Son entes latentes, a la espera de que algo ocurra, que algo o alguien los haga volver a la realidad, que los haga volverse a sentir vivos, por lo cual nos acechan.
Como siempre, la incertidumbre pondera en esta cuestión, como en muchas otras últimamente.
Si alguien tiene la respuesta o un repelente mágico contra Besos Fantasmas, avísenme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Decile algo a La Perica