Solo hacía falta que llegara el 2013 para que me cayera la ficha.
Por más que hayamos cambiado de año, las personas NO cambian con tanta facilidad. No hay un brindis mágico, no hay un pararse en una silla y empezar, otra vez, con el pie derecho.
Como el ser humano, es un ser costumbrista, mucho le cuesta romper esas rutinas que lo llevan a actuar una y otra y otra vez de la misma forma.
¿Será que la medicación para la bronquitis inminente que me aqueja, en vez de darme sueño me abrió los ojos?
Ta madre, che...hay personas a las que habría que regalarles un corta fierros para así poder, de una vez, cortar esas cadenas que los atan a la misma mierda.
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