jueves, 14 de febrero de 2013

- Monólogo -



[…]
-          Todavía la tenes arraigada en tu cabeza, en tu cuerpo, en tu corazón. Nada cambia que vos estés, de la misma forma, tatuado en el mío.
Hace rato que no fantaseo con utopías, capaz la edad me hizo un tanto escéptica, y este mundo de entelequia esta empezando a dañarme.
No es fácil la transición que estoy a punto de emprender pero quería que fueras el primero en saberlo.
Juré quedarme, garanticé mi permanencia pero hoy, debo faltar a mi palabra nada más ni nada menos que por mera cobardía.
Me produce pavor el dolor, sentir que me despedazo cada segundo que paso sin verte,  que me resquebrajo cada minuto que no oigo tu voz y no puedo. No puedo seguir así.

-          [Suspiro que intenta interrumpir]

-          No no, esperá…déjame terminar. [Tomó aire]
Intenté, te juro que intente con todas mis fuerzas ponerme el caparazón y fingir.
Aparentar que no me afecta, que nada me afecta.
Procuré actuar de la misma manera de siempre, para que no te des cuenta del cambio ni te sientas incómodo al lado mio pero, inevitablemente, fui yo la que no supo ni pudo, mantener las apariencias.
Lastima saber que todo esto fue un invento,  desalmado, de mi sádica mente, que todo lo que imaginé fue solo eso, delirios.
Que nunca vas a ser mío como yo tuya y es por eso que decidí alejarme. No espero que lo entiendas solo te pido que respetes mi decisión, que me des tiempo a sanar y quizás, solo quizás, en algún momento pueda volver a brindarte mi compañía desde el lugar que corresponde no el que, mentalmente, me adjudiqué.
Creo que aún me queres aunque no sea el tipo de sentimiento que necesito de tu parte en este momento.


[Respiró hondo, secó sus lágrimas y volvió a mirarse en el espejo]

Ya estaba todo ensayado, solo faltaba afrontarlo.
Esperar no atragantarse con sus palabras una vez que lo tuviese en frente y confiar que, por esta vez, no obtendría  solo silencio.

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