¿Por qué a mi se me viene a romper la cama?...tuve que dormir en el piso, lo cual, no ayudó EN ABSOLUTO a que mi humor, fuera un poco menos de mierda esta mañana.
A eso, debemos sumarle el hecho de que, mi compañera de asiento, en el tren, era casi un ser digno de ser disecado.
Pobre, pongamosle que esta chica, estaba engripada, y se la pasó toooodo el puto viaje, estornudandome al oido. Puede pasar, hasta en las mejores familias (?).
Me puse los auriculares, y ahí, fue el fin de los molestos tchis tchis que emitía la suso dicha.
Hubiera sido muy simple, demasiado simple, si esto, hubiera sido el punto final, cosa que no pasó.
Vale aclarar, que esta señorita, me acompañó al lado TODOELBENDITO trayecto Tigre-Retiro.
Bueno, cuestión que llegando a la estación San Fernando, el tren ya iba hasta las mismísimas tetas de Jenna Jameson, osa entrar una puta polilla, de no mas de 2 cm de ala a ala y de 1cm de largo.
Cuestión, que el insecto (hablo de la polilla, no la que esta sentada a mi lado) no tiene mejor idea que posarse en la ventana, por la cual miraba este animalito (ahora si, hablo de la chica) y esta dió un salto ranezco al divisarla y puso cara de OH HORROR!
Al parecer, la niña, le tiene miedo a los bichos. Pasó. En algún momento, la polilla iba a encontrar su camino de vuelta a la libertad. Claro que esto último jamás pasó.
Por el contrario, el desdichado espécimen, se quedó pululando contra la ventana, por lo cual, cada vez que se acercaba a la muchacha, esta pegaba saltos, se movía hacia adelante, la esquivaba, etc... hasta ahí, todo bien.
Se fue todo al carajo, llegando casi a la estación Accassuso.
Para ese entonces, tenía, yo, los ovarios grandes como dos naranjas, de los ires y venires de esta mujer, pero la gota que rebalso el vaso, fue cuando, no conforme con su tango anti-polilla, la muy desgraciada, se empezó a tirar arriba mio.
La dejé pasar una vez, dos y tres (para que no digan que pierdo la paciencia con facilidad y que soy, por demás, jodida), pero a la cuarta, me jodió las bolas, que ni se haya inmutado, frente a mis constantes caras de trasero.
¿Qué hizo Perica, ante esta situación?
Fácil: Con cara de culo, más que la que porta de manera habitual, pasa a sacarse una sandalia, se tira (como puede, porque como dije antes, el tren iba hasta las manos) por encima de la tipa molesta de su izquierda, toma envión, y aplasta al pobre insecto de un sandaliazo N° 40.
Acto seguido, mira a la condenada, que la observa estupefacta y balbucea:
A ver si ahora te quedas quieta y no me rompés más los huevos con tanto movimiento en lo que resta del viaje.
Obvio, la pendeja, me miró con una cara de mierda, como si hubiera tomado dos litros de vinagre. Mismo, la señora mayor sentada en frente.
¿Y a mi? ¡ME CHUPÓ 3 HUEVOS!
Me puse los anteojos negros, otra vez los auriculares, cerré los ojos, y me pegué una re siesta hasta Retiro.
¡Haberse visto! Gente que tiene ganas de romper las pelotas a las 8 de la mañana.
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